jueves, 24 de enero de 2019

Tipos de Animales (Anfibios)

ANFIBIOS


Los anfibios tienen una característica que resulta sorprendente: durante su fase larvaria, tienen un tipo de respiración pulmonar semejante a la de los peces, es decir, poseen respiración de tipo branquial, mientras que en su vida adulta mutan y pasan a tener respiración de tipo pulmonar, es decir, semejante a la de los mamíferos, por ejemplo. Estas características son las más comunes en los anfibios:
  • Metamorfosis: Es un cambio drástico por el pasan en el transcurso de su desarrollo.
  • Coloración de la piel: Muchos anfibios desarrollan más color de la piel cuanto mayor han desarrollado sus glándulas venenosas, es decir, los anfibios más venenosos tienen colores más vivos, lo que se conoce como coloración apostemática o coloración de advertencia.

Los anfibios son ovíparos, es decir, se reproducen a través de la puesta de huevos fertilizados durante la cópula entre macho y hembra.

Por lo general las puestas de huevos se producen en medios acuáticos y en grandes cantidades, pues de ellos eclosiona el renacuajo, una larva que con el paso del tiempo crece y muta sus propiedades físicas para asemejarse al adulto. Luego abandona el agua y se convierte en un adulto terrestre capaz de continuar el ciclo.


Durante su etapa acuática, los renacuajos pueden ser herbívoros o básicamente alimentarse de todo, dependiendo de la especie. Algunos incluso pueden tender al canibalismo si las condiciones son demasiado adversas.

En sus etapas adultas, los anfibios son mayoritariamente carnívoros, constituyéndose en depredadores importantes para insectos, artrópodos, gusanos y especies más pequeñas de anfibios.

Los anfibios han sido animales intrigantes para la cultura humana desde tiempos inmemoriales, en los que se le vinculaba con la abundancia y la proliferación vital, al mismo tiempo que con la nigredo alquímica y los elementos en descomposición.

Durante la Edad Media se les tenía por ingredientes asiduos de conjuros y hechicería, o se les asociaba a las lluvias de animales, en que la providencia castigaba la conducta de algún grupo humano haciéndole llover ranas desde el cielo.
En los relatos infantiles contemporáneos, el sapo ocupó un lugar central como la criatura en que las brujas solían convertir a los príncipes; hechizo del que sólo un beso de princesa podría arrancarlos. Otro lugar común atribuye a tocar una rana la transmisión de verrugas.

Las salamandras también se tenían por animales míticos, supuestamente nacidos del fuego o de las brasas, o incluso inmunes a éste. Se decía que tocar una salamandra contagiaba la fiebre. Como se verá, el contacto con los anfibios ha sido siempre un hecho inquietante.


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