ESPACIO EXTERIOR
El espacio exterior o espacio vacío, también simplemente llamado espacio, se refiere a las regiones relativamente vacías del universo fuera de las atmósferas de los
cuerpos celestes. Se usa espacio exterior para distinguirlo del espacio aéreo (y las zonas
terrestres). El espacio exterior no está completamente vacío de materia (es
decir, no es un vacío perfecto) sino que contiene una baja densidad de partículas,
predominantemente gas hidrógeno, así como radiación electromagnética. Aunque se supone que el espacio exterior ocupa
prácticamente todo el volumen del universo y durante mucho tiempo se consideró
prácticamente vacío, o repleto de una sustancia llamada éter, ahora se sabe que
contiene la mayor parte de la materia del universo. Esta materia está formada
por radiación electromagnética, partículas cósmicas, neutrinos sin masa e incluso
formas de materia no bien conocidas como la materia oscura y la energía oscura. De hecho en el
universo cada uno de estos componentes contribuye al total de la materia, según
estimaciones, en las siguientes proporciones aproximadas: elementos pesados
(0.03 %), materia estelar (0.5 %), neutrinos (0.3 %), estrellas
(0.5 %) hidrógeno y helio libres (4 %) materia oscura (aprox.
25 %) y energía oscura (aprox. 70 %); total 100.33 %, por lo que
sobra un 0.33 % sin estimar. La naturaleza física de estas últimas es aun
apenas conocida. Solo se conocen algunas de sus propiedades por los efectos
gravitatorios que imprimen en el período de revolución de las galaxias, por un lado, y en
la expansión acelerada del Universo o inflación cósmica.
En la Antigua Grecia, el
filósofo Aristóteles sugirió la existencia del
vacío, más adelante el filósofo Parménides negó
la existencia del vacío, dejó claro que era imposible.
Ya en el siglo xvii, el
filósofo francés René
Descartes argumentó que el espacio exterior debía estar ocupado
completamente de materia.
En la China del siglo ii el astrónomo Zhang Heng aseguró
que el espacio es infinito y se extiende más allá del Sol y las estrellas. Galileo
Galilei sabía que el aire tiene masa, por lo tanto está sujeto
a la gravedad. En el año 1640 demostró que una fuerza establecida se resiste a
la formación un espacio vacío, para 1643 Torricelli creó un aparato para
producir un vacío parcial, el descubrimiento dio lugar al primer barómetro de
mercurio y en la época fue una sensación científica entre los europeos. El
matemático Blaise Pascal estudió el barómetro y
calculó detalles para conocer la presión del aire.
En el año 1650 el científico
alemán Otto von Guericke construyó la primera
bomba de vacío, con el cual concluyó que la atmósfera rodea al planeta Tierra,
donde la densidad gradualmente baja cuanto más altitud existe. En el
siglo xv el teólogo
alemán Nicolás de Cusa especuló que el universo
no tenía centro ni circunferencia; estas ideas llevaron al filósofo
italiano Giordano Bruno a extender el modelo
heliocéntrico de Copérnico, Bruno introdujo el concepto de una sustancia
llamada éter, que supuestamente ocupa todo el espacio del universo y no se
resiste al movimiento de los cuerpos celestes. A la misma conclusión llegó el
inglés William Gilbert, que remarcó que las estrellas
son visibles a causa de la sustancia éter o de una especie de vacío.
El concepto de que el espacio del
universo es ocupado por el éter continuó hasta el siglo xx, la sustancia fue vista por mucho
como el medio por el cual la luz se transporta en el espacio. Tras varias
pruebas e investigaciones, la teoría de la relatividad especial de Albert
Einsteinreemplazó las ideas anteriores, en la teoría se expone que
la velocidad de la luz en el vacío es constante y no cambia según la ubicación
del observador.
El astrónomo inglés Thomas Digges respaldó
la teoría del universo infinito, a pesar de que por los años 1938 no existía
una medida definida de su tamaño. Fue el astrónomo alemán Friedrich
Bessel quien econtró que la estrella 61 Cygni se
encontraba a 10 años luz de distancia de la Tierra. En 1923 Edwin Hubble calculó
la distancia de la galaxia Andrómeda. El científico suizo Charles É.
Guillaume hizo una medición estimada de la temperatura del universo, la situó
entre 5 y 6 K.
Más adelante se hicieron cálculos similares que arrojan 3.18 K. y en el año
1933 el alemán Erich Regener definió
una temperatura de 2.8 K. basado en la energía de los rayos cósmicos. El
concepto moderno de espacio exterior se originó en la teoría del Big Bang, que
propone que el universo fue creado a partir de una forma compacta muy densa, la
energía inicial ha ido decreciendo con el tiempo y perdiendo densidad.
En la China del siglo ii el astrónomo Zhang Heng aseguró
que el espacio es infinito y se extiende más allá del Sol y las estrellas. Galileo
Galilei sabía que el aire tiene masa, por lo tanto está sujeto
a la gravedad. En el año 1640 demostró que una fuerza establecida se resiste a
la formación un espacio vacío, para 1643 Torricelli creó un aparato para
producir un vacío parcial, el descubrimiento dio lugar al primer barómetro de
mercurio y en la época fue una sensación científica entre los europeos. El
matemático Blaise Pascal estudió el barómetro y
calculó detalles para conocer la presión del aire.
En el año 1650 el científico
alemán Otto von Guericke construyó la primera
bomba de vacío, con el cual concluyó que la atmósfera rodea al planeta Tierra,
donde la densidad gradualmente baja cuanto más altitud existe. En el
siglo xv el teólogo
alemán Nicolás de Cusa especuló que el universo
no tenía centro ni circunferencia; estas ideas llevaron al filósofo
italiano Giordano Bruno a extender el modelo
heliocéntrico de Copérnico, Bruno introdujo el concepto de una sustancia
llamada éter, que supuestamente ocupa todo el espacio del universo y no se
resiste al movimiento de los cuerpos celestes. A la misma conclusión llegó el
inglés William Gilbert, que remarcó que las estrellas
son visibles a causa de la sustancia éter o de una especie de vacío.
El concepto de que el espacio del
universo es ocupado por el éter continuó hasta el siglo xx, la sustancia fue vista por mucho
como el medio por el cual la luz se transporta en el espacio. Tras varias
pruebas e investigaciones, la teoría de la relatividad especial de Albert
Einsteinreemplazó las ideas anteriores, en la teoría se expone que
la velocidad de la luz en el vacío es constante y no cambia según la ubicación
del observador.
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