viernes, 25 de enero de 2019

Enfermedades Sanguíneas

Enfermedades Sanguíneas


Las funciones de la sangre vienen determinadas por las células que viajan en ella. Los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas pueden generar una serie de problemas de salud (enfermedades hematológicas) cuando su calidad o su cantidad se encuentran alteradas. Así, pueden predisponer a situaciones de mayor viscosidad y peligro de trombos, mayor vulnerabilidad para infecciones o un mayor riesgo de sangrados incontrolados. Los análisis de sangre ayudarán a determinar estos trastornos sanguíneos.

Se considera anemia cuando disminuye la concentración de hemoglobina en sangre, aunque la de eritrocitos (glóbulos rojos o hematíes) sea normal o incluso elevada. La hemoglobina, una proteína rica en hierro, permite a los glóbulos rojos transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo. Y cuando sus niveles bajan el organismo no recibe de la sangre suficiente oxígeno, lo que hace que el afectado se sienta decaído o cansado, o que aparezcan otros síntomas habituales en una persona anémica, como disnea, mareos o dolores de cabeza.


La hemocromatosis es un trastorno producido por la alteración del metabolismo del hierro. El hierro es un elemento esencial para el organismo que, en concentraciones fisiológicas normales, se encuentra en el cuerpo en una cantidad que ronda los 4 o 5 gramos, distribuidos en la hemoglobina, el sistema retículo endotelial y el hígado, la mioglobina, y en diversos sistemas enzimáticas. Sin embargo, resulta muy perjudicial cuando se encuentra en cantidades mayores, ya que genera radicales libres que provocan un daño orgánico.
En la hemocromatosis se produce una absorción excesiva e inadecuada del hierro en el tubo digestivo, que tiene como consecuencia que el metal se acumule en los órganos y sistemas del paciente. Este depósito llega a ocasionar lesiones a los órganos, en especial al hígado.

La hemofilia es una enfermedad hereditaria que consiste en una dificultad o incapacidad de la sangre para coagularse. Una pequeña herida, que en condiciones normales resulta insignificante para cualquier persona, para un hemofílico puede constituir un verdadero problema. La patología suele caracterizarse por la aparición de hemorragias internas y externas, así como otros síntomas derivados de esta situación.
Este trastorno de la coagulación se considera una enfermedad rara, ya que afecta a un porcentaje muy pequeño de la población: 1 de cada 6.000 recién nacidos vivos en el caso de la hemofilia A, y 1 de cada 30.000 en el de la hemofilia B.
Es causada por una alteración en los genes F8 o F9 que producen el factor VIII (FVIII) y el factor IX (FIX) de la coagulación, se trata de una enfermedad producida por la deficiencia de uno de estos factores en el sistema de coagulación.

Las leucemias agudas son un tipo de cáncer, de origen desconocido en la mayoría de los casos, que afecta a las células sanguíneas, generalmente a los glóbulos blancos. La enfermedad se produce a consecuencia de un error en el proceso de maduración de una célula madre a glóbulo blanco, que supone una alteración cromosómica que provoca que las células afectadas se vuelvan cancerosas y se multipliquen sin cesar, infiltrándose en la médula ósea, donde sustituyen a las células que producen las células sanguíneas normales.
Estas células cancerosas se diseminan por la sangre, y además pueden invadir otros órganos, como el hígado, los riñones, los ganglios linfáticos, el bazo y el cerebro.

La policitemia es una enfermedad caracterizada por un aumento en la sangre del número de glóbulos rojos. Existe una forma primaria (policitemia vera), que presenta una proliferación descontrolada de los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas, y una forma secundaria, en la que solo los glóbulos rojos están aumentados en número y volumen.
La policitemia vera fue descrita por primera vez en 1892 por Vaquez, mientras que en 1903 Osler escribió “la enfermedad se caracteriza por cianosis crónica, policitemia y un moderado agrandamiento del bazo. Los síntomas principales han sido debilidad, postración, estreñimiento, cefalea y vértigo”. Por este motivo, a la policitemia vera también se la llama enfermedad de Vaquez-Osler.

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